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Una teoría para leer adecuadamente un trabajo estadístico y descodificar el contexto de la opinión pública

El presidente de Gallup República Dominicana, Rafael Acevedo, fue el profesor titular en un programa desarrollado por dicha empresa con la Escuela de Formación Electoral (EFEC), en el cual participé. El curso se denominó: “La encuesta como instrumento del marketing político para campañas electorales”. En esa ocasión se trató el diseño, la construcción y el trabajo de campo para la realización de una encuesta que responda al interés político del momento.

Sin embargo, a pesar de lo aprendido, el prof. Acevedo pudo profundizar en técnicas o conceptos que permitan leer adecuadamente un trabajo estadístico de ese tipo. Pero, asumo en buena fe que, por cuestión de tiempo y no por interés, no lo hizo.

Para cubrir ese vacío acudí a la investigación particular y encontré que para 1977 la politóloga alemana, Elisabeth Noelle-Neuman, había publicado la obra “La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social”. Dicho texto versa sobre la teoría del mismo nombre y se refiere a la cohesión social que se da en la opinión pública mediante la inclinación que hacen las personas hacia los temas que se presumen como mayoría o dominantes en la población, por temor al aislamiento, a la exclusión o a la pérdida de algo.

Por tanto, esa premisa permite que los alumnos de aquella clase completemos teóricamente lo que hizo falta y, a su vez, aprendamos a descodificar el contexto de la opinión pública, a leer un estudio de opinión y a entender cómo se manifiesta en una campaña electoral.

Escenarios específicos

En el año 2020 en las elecciones municipales, congresuales y presidencial de la República Dominicana se manifestó la espiral del silencio de la siguiente manera: con la división del partido gobernante en ese entonces, el PLD, se fragmentó el voto de ese partido y, en vez de irse o quedarse en una de las dos facciones de ese partido, se decidió a votar por el llamado “Cambio” que simbolizaba el partido que gobierna actualmente, el PRM. También, ocurrió que si no se decidió a votar por esa opción que en el momento se erigió como “opinión dominante”, prefirió entonces hacer silencio y no participar para evitar el aislamiento o la pérdida de algún bien, empleo o facilidad. En esa ocasión, la abstención fue la más alta de la historia, colocándose en un 44.7%. Vale recordar, además, que eso fue así en un contexto de apogeo de la COVID-19.

Por esa y otras razones, pudo haber lucido sorpresivo el triunfo del PRM. De hecho, en la publicación de la encuesta Gallup-HOY, a principio de mayo de 2019, un 17.2% creía que el presidente de la república en el año 2020 sería Luis Abinader. En efecto, ocurrió así y en primera vuelta.

En la actualidad está pasando algo parecido. La opinión dominante se inclina abrumadoramente hacia problemáticas sociales y económicas que padece la población en la actualidad. En una publicación de ayer, 10 de abril, la encuesta Gallup ahora con RCC Media, trae los siguientes datos, al preguntarles a los encuestados sobre los tres principales problemas que tenemos en el país, este fue el resultado: un 68.9% se refirió al alto costo de la vida (inflación), un 62.6% mencionó aspectos de inseguridad y delincuencia en general, y, en tercer lugar, un 23.9% dijo el desempleo.

Por tanto, haciendo un esfuerzo de lectura inteligente de esa data, en función de la espiral del silencio, es oportuno preguntarse: ¿quién tiene más o mejor oportunidad de crecimiento y éxito electoral de cara a las elecciones del 2024?

Cuando se le preguntó sobre intención de voto a nivel presidencial la respuesta en porcentaje fue la siguiente: un 48.3% dijo Luis Abinader por el PRM, un 25.9% dijo Leonel Fernández por la Fuerza del Pueblo y un 18.2% dijo Abel Martínez por el PLD.

Entonces, teniendo como referencia la Gallup-Hoy de mayo de 2019 y la Gallup-RCC Media de abril 2023, se puede ver que es mucho lo que puede ocurrir en una campaña electoral de doce meses para tener como resultado algo distinto a la proyección de este momento. Más aún, cuando en esa línea de tiempo quien tiene mayor oportunidad de crecimiento no es el partido oficial y su gobernante, pese a hoy tener el mayor porcentaje en intención de voto. Pues, los temas acuciantes hoy para la población, a cargo del gobierno, no lucen estar siendo tratados con la efectividad y eficiencia para que los porcentajes en ese sentido guarden una relación directamente proporcional con la intención electoral del encuestado que da el primer porcentaje.

En ese sentido, los probables candidatos presidenciales de la Fuerza del Pueblo y el PLD cometieron un error al precipitarse y criticar despectivamente la credibilidad de la encuestadora. Ya que, a decir verdad, es a ellos que puede favorecer cualquier interpretación política, estratégica, electoral y real de los indicadores de dicho estudio, si se hace con comedimiento y espíritu científico. (Ojo: esta será una campaña ganada por el que menores o menos errores cometa).

No lo dice quien escribe. Las  distintas variables así lo indican en esta última entrega de Gallup. Por ejemplo, sobre el nivel de rechazo, coloca a Luis Abinader y a Leonel Fernández con una distancia corta en los porcentajes, 26.6% para el primero y 37.3% para el segundo, respectivamente. Ahí la preocupación no debe recaer sobre el segundo, quien en otros momentos ha tenido una tasa de rechazo mucho mayor. La alerta, en ese indicador, recae sobre el actual presidente que en tan solo dos años y ocho meses se acerca al nivel de desafección que experimenta un expresidente de tres períodos gubernamentales, de los cuales, los últimos dos fueron hace más de una década.

En síntesis, con la espiral del silencio aplicada a la lectura de encuestas, podemos afirmar que la tendencia del eventual candidato oficial es a la baja y de los posibles candidatos de la oposición es a crecer en la próxima campaña electoral. Pues, es al oficialismo a quien principalmente le puede pasar factura la población sobre sus problemáticas más perentorias.

Lo anterior se demuestra cuando a la población se le pregunta quien cree que ganará las próximas elecciones: un 48.2% Luis Abinader por el PRM, un 23.5% Leonel Fernández por la FP y un 12.4% por el PLD. Y, cuando se preguntó quién les gustaría que gane, el resultado fue: un 46.9% Luis Abinader, un 26.7% Leonel Fernández y un 17.3% Abel Martínez por el PLD. Es decir, el candidato oficial en estos indicadores baja y los candidatos de la oposición suben.

Pero, esa tendencia no la sostiene únicamente la encuesta Gallup que patrocina el grupo RCC Media, sino, también, la denominada RD Elige que igual publica la misma empresa de medios. En enero de 2023, publicó un trabajo en el que daba en intención de voto los siguientes porcentajes: 57% Luis Abinader, 39% Abel Martínez y 33% Leonel Fernández. Incluso, el trabajo fue publicado en una plataforma con el título “Abinader baja, Leonel sube”.

 En fin, en la teoría de la espiral del silencio se encuentra el axioma: “Una mayoría vista como minoría, decae en el futuro. Mientras que, la minoría vista como dominante crecerá”. Por eso es un espiral, lo que hoy luce arriba mañana puede estar abajo y viceversa. Por consiguiente, si asumimos el presente 2023 como el futuro del 2020, y, el futuro del 2023 como el presente del 2024, está bastante claro lo que puede ocurrir.

Al final, el dato más suspicaz es que el 67% de los encuestados por Gallup-RCC Media votó por el oficialismo. O sea, es ahí donde la oposición tiene la oportunidad de crecimiento que hemos interpretado.

Las estadísticas no son números fríos. Mucho menos cuando versan sobre encuestas a una población dinámica y activa, con padecimientos de inflación, inseguridad y desempleo. Es justamente ahí donde surgen todas las posibilidades.

 

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