Por: Félix Reyna
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) sobrevivió a la que pareció ser la más fatídica división sufrida por partido alguno, después del inicio de la nueva era democrática tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina, cuando su máximo líder y uno de sus principales fundadores, el profesor Juan Bosch, decidió abandonarlo en 1973 y fundar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Con el pasar de los años, el PRD sobrevivió a varias escisiones importantes, motivadas por la salida de otros notables dirigentes, quienes en su mayoría formaron agrupaciones partidistas, como fueron los casos del Revolucionario Independiente (PRI), del licenciado Jacobo Majluta, el Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS), del propio José Francisco Peña Gómez, y el Revolucionario Socialdemócrata (PRSD), fundado por el licenciado Hatuay Decamps, cuando era uno de sus principales dirigentes y se enfrascó en una lucha anti reeleccionista con el entonces presidente Hipólito Mejía, en el año 2003.
A todas estas renuncias y divisiones el otrora “Buey que más Jala” logró sobrevivir y mantuvo por décadas su liderazgo como la principal organización política de la República Dominicana. Sin embargo, esta organización no sospechó jamás la hecatombe que le vendría como resultado de la salida de sus dirigentes Luis Rodolfo Abinader y Rafael Hipólito Mejía, encabezando una pléyades de líderes medios e intermedios que se llevaron consigo el 95 por ciento de sus dirigentes y militantes en todo el territorio nacional y secciónales del exterior, convirtiendo en automático a la Alianza Social Dominicana en partido mayoritario, que luego cambió al nombre de Partido Revolucionario Moderno (PRM). Cabe destacar que la ASD fue una organización fundada por ese prócer doctor José Rafael Abinader, padre del actual jefe de Estado.
A partir de esta división ocurrida después de las elecciones generales del 2012, el partido blanco ha tenido que hacer malabares para sobrevivir como agrupación importante del espectro político criollo, viendo reducir sus simpatías en forma astronómica en los últimos procesos comiciales, fruto de una serie de situaciones y errores, entre los que se destaca el pactar con organizaciones cuyos orígenes están basados en su negación política.
El PRD sigue enarbolando ideales de José Francisco Peña Gómez, pero alianzas electorales erráticas y antihistórica definieron claramente que esos sentimientos peñagomistas estaban mejor representados por el PRM, que en un hecho sin precedentes se convirtió en el principal partido político de la República Dominicana, proeza que no pudo lograr ni el propio ex presidente Profesor Juan Bosch, cuando abandonó al partido blanco y fundó al partido morado.
El PRD, un patrimonio nacional, no puede darse el lujo de continuar decreciendo, y en las actuales coyunturas no le conviene para nada participar solo en las próximas elecciones del 2024, porque eso sería una aventura que profundizaría su deterioro. Pero peor aún, sería hacer alianzas contranaturas, las cuales podrían tener un efecto totalmente contrario a lo que buscan y terminar en convertir a esa formación en una entelequia partidista, que avergonzaría a importantes dirigentes y militantes que aún persisten en hacer un esfuerzo extra por mantener con vida a un partido de tanta historia gloriosa en este país.
En ese sentido, consideramos que su mejor alternativa es motorizar, gestionar, forzar y hasta reclamar una alianza electoral de apoyo a la reelección del presidente Luis Rodolfo Abinader, la cual podría facilitar que una cantidad importante de peñagomistas agrupados en el PRM y en otras entidades que se autodenominan peñagomistas, se animen a votar por Luis Rodolfo Abinader a través de la boleta del “Jacho Prendío”, lo que sin lugar a dudas proporcionaría el oxígeno que necesita el partido de 1939 para relanzarse frente al electorado nacional.
Tienen a su favor la excelente gestión de gobierno, honrado, decente, humano, y cercano a la gente como el que liderea LuIs Rodolfo Abinader, quien pasará a la historia como uno de los mejores gobernantes de la República Dominicana, y quien desde el gobierno ha puesto en práctica el ideal fundamental de José Francisco Peña Gómez resumido en el slogan “Primero la Gente”.