Por: Orlando Gil
Si la estrategia oficial del PLD es que Danilo Medina no hable, única en el mundo, los aspirantes deben aprovechar la oportunidad y tomar con palabras el territorio del partido.
El papel de árbitro no fue el mejor en la ocasión anterior, cuando no se quería mediación, sino endoso. Los disgustos no fueron a la calle, pero hubo compañeros que no pudieron superar la prueba.
Gonzalo Castillo era de adentro, pero actuó y se impuso como uno de afuera. Y en ese momento, aunque no se aceptó, se necesitaba a alguien que consiguiera por sus medios lo que se perdía.
El plan no funcionó, y parece que no funcionó porque Medina no puso todo el empeño. Si no hizo lo que se había comprometido con su invento, hay que suponer si hubiera sido otro.
Lo que había acordado el equipo de estrategia era escoger uno mediante encuestas, someterlo a primarias abiertas con Leonel Fernández, y después, ya aprobado, asumirlo como opción.
Ese capítulo se olvidó, y no fue a Cervantes, sino a Medina.
Cuando se anunció la fórmula se dijo que el entonces presidente saldría a hacer campaña y cargaría sobre sus espaldas al bendecido.
La imagen sería de la de Emulsión de Scott: el hombre, Medina, con el bacalao, Castillo, a cuestas. Era a Calito Meme, un juego de niños en manos de adultos.
Si aquella vez no se pudo, menos ahora que las penas ahogan y no hay bachata que remedie. Cada cual tendrá que rascarse con sus uñas y suyas las profecías.
Igual, evitar las nostalgias. Lo que se hizo, se hizo, y no tiene provecho cantar loas al pasado. Mirar hacia atrás es peligroso: la mujer de Lot se convirtió en sal.
En el 2020 se derrotó el pasado, y no el pasado de 8 años, sino de 16. Los partidos no se dan cuenta, pero los potenciales candidatos tampoco.
La gente quiere seguir cambiando.
ez de aliada, sería San Jorge mujer sometiendo dragones?
Nadie sabe.