Por: Ricky Noboa
Balaguer, nacionalista en su más alta expresión, conceptualizó la problemática dominico-haitiana en su magistral obra “La Isla al Revés”, profundizando en conceptos tratados con alto sentido patriótico, advirtiendo en estos momentos históricos la situación que debemos enfrentar para sobre guardar nuestra identidad nacional, innegociable y de ineludible deber ciudadano.
En su obra, Balaguer señaló el ideal imperialista de la pequeña élite haitiana, apoyado en la idea de Toussaint Louverture sobre la fusión política de las dos naciones, ejerciendo en las leyes constitucionales haitianas el principio de “indivisibilidad” de la isla, agrediendo la constitución física y moral de la nación dominicana.
Nuestro origen racial y nuestra tradición de pueblo hispánico, nos hacen reconocer el peligro de disolución de nuestra nacionalidad contra la amenaza que representa la vecindad del pueblo haitiano. La decadencia étnica progresiva de la población dominicana y la disminución de sus caracteres somáticos es visible en la desnacionalización del país por la pérdida progresiva de nuestras características fisonómicas.
El sabueso político señala como intencional la sustitución de nuestras costumbres públicas en los campos de la nación por haitianos, como perturbador de nuestra idiosincrasia. El efecto del comercio con Haití es la tendencia a suprimir la clase media dominicana. El legado balaguerista a las nuevas generaciones que abrieron por primera vez sus ojos tras el grito de la independencia el 27 de febrero de 1844, nos lleva a la reflexión de entender el peligro de que vamos “al revés”.