Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, no está dispuesto a que Chat GPT y otras herramientas de inteligencia artificial generativa se conviertan en un problema de seguridad pública. Ante esa amenaza en ciernes, la Casa Blanca medida redactar un conjunto de normas que eviten la comisión de delitos y difusión de falsedades. Así lo adelanta el New York Times, en su edición digital, donde informa de que el gobierno del presidente demócrata «ha empezado a examinar si es necesario poner controles a herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT, en medio de la creciente preocupación por que la tecnología pueda utilizarse para discriminar o difundir información perjudicial».
Con vistas a una futura regulación de la Inteligencia Artificial, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos ha presentado la semana pasada «una solicitud pública formal» que incluye «medidas de responsabilidad» entre las que se plantea «si los nuevos modelos de IA potencialmente peligrosos deberían someterse a un proceso de certificación antes de su lanzamiento», según el rotativo neoyorquino.
Por lo pronto, el proceso regulatorio dará paso a una especie de consulta pública que ayudará a los reguladores en su cometido. En ese debate abierto, que tendrá una duración de 60 días, permitirá a todos los jugadores del sector mostrar sus inquietudes, a semejanza de otras medidas similares en suelo europeo. Todo lo anterior no desembocará necesariamente en la redacción de nuevas normas sobre la materia que pongan freno al libre crecimiento de la IA, pero sí ayudará a Estados Unidos a no quedarse atrás respecto a otros mercados en asuntos de ética del algoritmos, donde Europa lleva la voz cantante en el mundo en cuanto al interés por preservar la ética del algoritmo. Como primer filtro, los legisladores mostrarán su simpatía por establecer un proceso de certificación de la Inteligencia Artificial previo a su comercialización o difusión masiva, según el mismo diario.