
Por Ing. Kelvy Tejada
Decía Julio Cesar en uno de sus discursos: “La traición tiene mil disfraces y el traidor suele desconocer la vergüenza. Los conversos exprés suelen abrazar con prontitud la nueva fe para revolotear eufóricos y entusiastas alrededor de sus nuevos lideres; se exhiben simulando haber llegado al summum de lo correcto y de la verdad. Esos conversos, para hacerse perdonar el pecado original, acostumbran a ser despiadados para con sus viejos camaradas.”
La situación en el Partido Revolucionario Moderno se observa un tanto dificultosa para articular una maquinaria electoral capaz de jugar un buen papel en las elecciones del 2024, ya que han optado por abrazar a los traidores, tránsfugas, equilibristas y arribistas y a la vez patear, humillar, desechar a los que bajo sacrificio construyeron el Partido Revolucionario Moderno. Hoy en día los grandes detractores del perredeísmo, hoy perredeísmo son los grandes beneficiados de este gobierno.
La mayoría de ministros, directores no conocen a los verdaderos fundadores del PRM, ya que en su mayoría son empresarios que nunca hicieron contacto con la dirigencia media de las provincias y mucho menos con la base del partido. Por eso hoy se encuentran las oficinas llenas de personas que nadie vio en una reunión en el partido. De hecho, hay empleados recientemente nombrados que no saben dónde queda un local del PRM.
En las obras del gobierno no hay ingenieros del PRM, son todos de sectores empresarial o de la pasada administración peledeístas, los comunicadores del PRM no han podido conseguir a dos años de gobierno una publicidad, mientras los tránsfugas y arribistas ya tienen sus contratos de publicidad.
Se ha hecho todo lo posible por asesinar a los dirigentes provinciales, municipales y zonales, ya que no tienen participación en la toma de decisiones, ni han podido nombrar. Ni mucho menos recomendar a alguien de su sector, de su comité de base afectivo, ni siquiera uno de sus familiares. Cuando se ejecutan programas de reconstrucción de vivienda a través del ministerio de la vivienda, anteriormente INVI, no se toman en cuenta a los líderes barriales y zonales. No le dan participación en la distribución de raciones alimenticias.
Las oficinas están llenas de peledeístas de la pasada administración, mientras los perredeístas lleno de frustración están fuera y ni siquiera con seguridad están sentados en el banco de suplentes. La pregunta que surge es la siguiente: ¿Trabajarán esos peledeístas para qué Luis Abinader continúe en la presidencia de la República? ¿Volverán a trabajar los que trabajaron en el 2020 y no le dieron participación en el gobierno por dejar a los de la pasada administración? ¿Volverán a trabajar los delegados de la elección pasada que no se le dado participación en el gobierno? ¿Qué capacidad que buscar votos tendrá un dirigente barrial que ni siquiera ha tenido participación en la distribución de raciones alimenticias? ¿Quiénes serán los que conformarán el ejército alrededor de los centros de votación? ¿Los fundadores del PRM abandonados a su suerte o los tránsfugas o arribistas que hoy disfrutan del gobierno, aunque no les duela el PRM?
No hay nada más fácil que cancelar a un perredeísta recién nombrado, pero es imposible cancelar a un peledeístas que tiene 18 años en la administración pública. El gobierno del cambio está lleno de tránsfugas y arribistas que no le duele el PRM, que no le duele la suerte del gobierno de Luis Abinader porque una vez que vean el barco hundirse, harán como normalmente hacen las ratas, que son los primeros en abandonar el barco.
En este gobierno cada quien tiene su peledeístas preferido, pero además también tiene en la mira a muchos perredeístas para hacerle la vida imposible, y donde quiera que esté nombrado ira a convencer al director o al ministro de que hay que cancelar a esa persona por la razón que le sea más fácil justificar.
Muchos se han equivocado de enemigos y ven a los que construyeron al PRM como a los qué hay que destruir, ignorando que cada vez que mates a un perredeísta, se está matando a sí mismo. El PRD, ahora PRM, se ha proyectado consciente o inconscientemente como el ejército que mata a sus propios soldados.